sábado, 31 de marzo de 2007

La sonrisa sin gato.

Estamos enrollados en nosotros mismos
mientras los objetos son el infinito.
Entonces, si no nos desenrollamos para ser
lo que llamamos objeto, ¿cómo llegar a ser?
De alguna forma multiformes,
de alguna forma, negadores de nosotros mismos
nos trascendemos despojando al sujeto de su contenido,
y de ese modo somos el movimiento que nos disuelve.
Y así permanecemos, perdidos, advertidos, atentos.
Y somos la sonrisa del gato de Cheshire.
La sonrisa sin gato. La pura relación.

No hay comentarios: